lunes, 28 de abril de 2014

Killing Season



Una película para adultos de más de 20 años de edad (y soy conservador), no por su violencia extrema, escenas fuertes o desnudos muy “desnudados”; sencillamente porque los jóvenes de menos de 20 ven otro tipo de cosas y su dinamismo no les permite ver una peli que aunque contiene su dosis de acción y suspenso a niveles aceptables, a veces notas la hierba crecer en algún lado de aquellas bellas colinas de los Montes Apalaches, como suelen decir los conocedores de séptimo arte. Quizás sea por la lentitud de los diálogos de Travolta fingiendo su acento serbio o por mi escaso tiempo para films que dispara mi impaciencia y a veces me obliga a  verlos como si fueran una serie, en dos o tres forzados capítulos. 


Killing Season (anteriormente titulado Shrapnel; en español, Caza humana) es una película Belga, supuestamente de acción de 2013, escrita por Evan Daugherty y dirigida por Mark Steven Johnson de "Millennium Films", contando por primera vez un emparejamiento en pantalla de los actores John Travolta y Robert De Niro. La película narra una lucha personal entre un veterano de guerra estadounidense y un ex soldado serbio.

Mis acostumbradas referencias de páginas especializadas la colocan en la siguiente posición Filmaffynity 4.4 y IMDb en 5.4 de 10 puntos posibles.

Magistrales actuaciones de Robert de Niro y  Jonh Travolta, no hay otros actuaciones de importancia a mi juicio,  excepto la de un niño de meses que ni lloró en el set de filmación, se portó muy bien el chico; no se sabe si la ausencia de más actores fue porque así estaba concebido el guión original (lo más seguro) o porque los que ya mencioné arrasaron con el presupuesto para salarios.

Se pasa el rato, se puede ver o “está buena” como se dice en Cuba de las pelis o de una mujer realmente hermosa; se disfruta si uno no anda, como yo a veces buscándole la quita pata al gato, aunque a decir verdad no fue bien recibida por la crítica que se la “comió por una pata” (y no la quinta del mencionado felino) pero siempre en tecnicismos muy del cine.

La trama versa sobre uno de los “verdugos” nacionalistas de aquella carnicería espantosa Serbio  - Bosnia en 1992 - 1995, que hizo palidecer a doctores en masacre y genocidio mundiales; pues este integrante de los escuadrones de la muerte, los llamados escorpiones, Emil Kovač logra sobrevivir y busca una extraña redención  venganza en la figura de un coronel retirado del ejército de los Estados Unidos, Benjamin Ford que por casualidad participó en aquel conflicto como integrante de las fuerzas de la OTAN, una figura que es la “nobleza” en persona, cazador que no caza, asesino que no mata, solo hace tiernas fotos capaces de romperle el corazón a cualquiera, (digo, a cualquiera  que se trague este anzuelo) y que el pobre,(imagine sonido tierno de violín), ahora vive en una cabaña en los mencionados Montes Apalaches, para olvidar la guerra y los cuernos que le puso su ex esposa por andar siempre ausente a la hora de ir a la cama…..; voto por lo segundo porque las fotos que se le ve realizar son siempre a otros aparentemente con más cuernos que los propios.

El tal escorpión lo localiza y viene a ser “su amiguito” de acampada hasta que le revela sus verdaderas intenciones y así comienza un duelo o juego del gato y el ratón para ver quien rebota más de los dos, en las duras piedras de los Apalaches.

Honestamente yo no estaría escribiendo sobre esta película, además de muchos factores condicionantes lógicamente,  si en uno de los diálogos sobre el bien y el mal, sobre quien es bueno y malo, torturado y torturador;  al personaje que encarna Robert de Niro (al que admiro profundamente) no se le hubiera ocurrido decir 

“..los serbios atacaron a los bosnio porque los bosnio atacaron a los serbios, lo mismo va para los croatas y los nazis de la Segunda Guerra Mundial, la realidad es que podrías retroceder 1000 años y todavía no saber como en verdad comenzó un conflicto..” y menciona además ese asunto, colmo de las burdas justificaciones, el “Karma”.

No papito, las cosas no son así, eso de tirar una toallita tibia de “quien tiró la primera piedra” y poner un parrafito que como delicado dedito, pretende tapar el sol radiante de la verdad y asunto olvidado.

Todo tiene antecedentes históricos,  hechos, tendencias y evidencias claras de cómo comenzó aquel incendio y de cuantos cielos nublados brotó una gigante tormenta de muerte y exterminio, como fueron azuzados los problemas étnicos y alimentados también desde el exterior, (DVD y vencerás) y viene este con un bocadillo de algo así como “imagínese usted, aquella confusión tremenda, el humo, la niebla que había, cómo saber ahora quienes comenzaron?!.

¿Quién tendrá interés en decir? “Ah ya no me acuerdo en como fue este bronca”  y el asunto queda tratado de manera muy superficial y con marcada tendencia al olvido, lapidado entre mentiras y medias verdades de todo el poderío mediático actual y esta peli, indiscutiblemente le hace el juego al asunto.

Profesores como Enrique Colina y Vicente Gonzáles Castro siempre enfatizaban que en un film profesional como este, realizado por excelentes profesionales, no hay nada al azar, ni una frase, una imagen o un crédito, por lo que puedo asegurar que el texto al que hago referencia no estaba ahí de casualidad o para rellenar un espacio desocupado.

El arte desde siempre se ha dividido en dos grandes vertientes, el que se hace como una explosión de sentimientos genuinos, desahogo y búsqueda de emociones humanas expresado de mil maneras y estilos que transita de lo personal a lo universal hasta poder llegar quizás, a los clásico, y el otro, a veces muy bueno pero con fines exclusivamente alimenticios o de mercado.

Pero dentro de las peores películas alimenticias que hay por ahí, de esas que se hacen enlatadas con ingredientes bien determinados para vender a zombiespectadores, como los refrescos pintatripas o instantáneos, no existe ni por casualidad dialoguitos como estos que les cuento, porque hasta los azares de esta vida deben ser bien revisados; son muy pocas las cosas que ocurren por o de casualidad, imagínense en una filmación.

Y para estar a tono con este  timorato intento de disculpa mundial, vea el final de la película donde milagrosamente no terminaron aquellos temibles matarifes haciendo el amor, porque a fin de cuentas después de tanto cazarse a flechazo limpio, olvidaron seguramente quien había comenzado la bronca y tomaron las saetas lanzadas como bromitas de Cupido.

Como dirían en un programa humorístico actual de la TV cubana “A otro con ese cuento”


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