Mi
madre hasta donde sé, nunca perteneció al servicio secreto de ninguna nación,
era una mujer simple, una ama de casa que llegó al sexto grado escolar de la enseñanza
primaria, pero leer y la rica experiencia de la vida
puede hacernos eruditos en muchos temas.
Ella
desde que era yo muy pequeño siempre me recalcaba que al Cesar lo que es del Cesar y que las personas a nuestro alrededor no tienen por qué saber más de lo
que necesitan saber, que un secreto entre dos ya tiene algún riesgo, un riesgo de
divulgación justamente de la mitad de las posibilidades.